El pasado 2 de marzo de 2022, la ONU inició negociaciones para conseguir sacar adelante un tratado global contra la contaminación plástica, una decisión calificada como histórica en la lucha contra este flagelo, que amenaza el medio ambiente y a la biodiversidad.
Los cientos de millones de toneladas de residuos plásticos que se producen cada año y que acaban degradándose y convirtiéndose en microplásticos, están presentes en todos los océanos del planeta, en los estómagos de los animales, en el hielo ártico y antártico y hasta en muestras de aire tomadas en las cimas de las montañas.
Los activistas ambientales exigen que, a la hora de tomar medidas se tenga en cuenta el ciclo de vida completo de los plásticos, no solo los residuos, por lo que la negociación será tan amplia como ardua y deberá abarcar temas como la producción de plásticos, su uso, la gestión de sus residuos, el reciclaje y la reutilización.
Si bien las negociaciones deberían comenzar el segundo semestre de 2022 y se prevé que concluyan a fines de 2024, ya se sabe que los expertos deberán sortear temas muy escabrosos, como la definición clara y concreta de los objetivos, los parámetros de medición de los mismos e incluso cuál será la velocidad de implementación de las nuevas normativas.
Según las últimas cifras globales dadas a conocer por la OCDE, en 2019 se produjeron en todo el mundo alrededor de 461 millones de toneladas de plásticos, lo que generó 352 millones de toneladas de residuos, de los que a día de hoy solo se recicla un 9% y más del 20% se vierte directamente al medio ambiente, se abandona en vertederos no controlados o se quema a la intemperie.
Imagen: Art by weisstub Hokusai
Fuente: https://www.ecoticias.com
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